lunes, 4 de julio de 2011

De pan y vino




De tu pan llené mi alma
y de tu vino sacié mi sed
mi corazón se agitó con tu vid
y mi cuerpo regocijé.

La luz de la luna llenó
mis noches de soledad
el sol iluminó mis caminos
plagados de pura verdad.

Caminé por prados silvestres
plagados de flores hermosas
y la fatiga se consumió
con tu bello vino de rosas.

De par en par se fueron
abriendo todas las puertas
rendidas ante la cordura
de tu pan que tenía mi cesta.

Si ya no tenía palabras
de tanto saciar mi hambre
de tanto saciar mi sed
con tu vino me sentí un hombre.

Comí como nunca en la vida
y me diste de beber a raudales
sintiendo mi cuerpo robusto
lleno de tantos manjares.

Quien diría que tu vino
y sus vueltas rodeando el amor
que no viviendo de traiciones
sus gotas sudarían dolor.

Dejaste la puerta abierta
de una mesa sin cerrar
y a paso lento sentí
de a poco tu vino llorar.

De pronto llegó una luz
y el vino de mi cabeza
me hizo ver al fulgores
que tu vino estaba en dos mesas.

Callaste con profundo sigilo
que mi pan y vino no te llenaban
mi cuerpo no daba cuenta
que mi alma se descarnaba.

No quiero ya más tu vid
ni tu pan que sabe a amargura
a otro quitará su hambre
iluso de tanta hermosura.

De pan y vino te escribo
de falso brillo de oro
de pan y vino te escribo
de pan y vino hoy te lloro.