domingo, 27 de julio de 2008

Como lágrimas en la lluvia




"He visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir...".

Desde niño siempre me gustó esa frase, era un adolescente aún cuando la escuché por primera vez y jamás imaginé el enorme significado que tenía, nunca sentí el peso, jamás sopesé el significado del tiempo y de los hechos.

Parece mentira todo lo que he vivido desde ese día hasta hoy, que la vuelvo a escuchar, me suena sabia, concluyente, con esa certeza que solo demuestran los años, con esa nitidez que viene de la buena vida y la poca vergüenza.

La vida es una sola, me decía una amiga, y yo complemento ese dicho con la actitud diaria del vivir de verdad, porque cada noche se muere algo y cada mañana se se vuelve a renacer, como un cuaderno al cual le arrancamos una hoja gastada y nos queda la siguiente, limpia, en blanco y dispuesta a recibir cualquier trazo que queramos hacer, por mas insignificante o garabatezco que nos parezca.

La vida es para vivirla y no para observarla, es de los valientes, de los osados, la vida está ahí para que tomemos su esencia y la hagamos nuestra, sin prejuicios ni temores basados en hechos provenientes de patrones tan históricos como absurdos. No me arrepiento de nada, ni de lo que lo que hecho ni de lo dejado de hacer, ni de lo amado ni de lo sufrido, no me arrepiento de mis errores involuntarios como tampoco de los conscientes, porque gracias a esos pasajes de mi existencia soy de verdad, humano y fallo, tan abajo de la escala que solo me queda subir, porque si estuviera al máximo de la perfección también estaría al límite de mi capacidad de aprender, porque lo placentero es recorrer el camino, que ojalá sea de espinas, así le sacamos el jugo a este, tomando la sal a la vida.

Lo importante no es llegar, si no es demorarse lo suficiente para exprimir cada gota de la vivencia; y si no llegamos no importa, porque lo importante es caminar y no llegar.

No estoy seguro si veré llamas más allá de Orión o si veré Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser, pero de lo que si estoy seguro es que esos momentos no se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia.

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