jueves, 17 de julio de 2008

En tres palabras, devuelto al remitente



“Yo te vi y me enamoré”...tan absurda siempre me pareció esa frase, como si el cruce de nuestras miradas tuviera alguna conexión hacia el alma, como si transmitiera tanto que fuera imposible detener ese flujo de nostalgia, sensible, duro, valiente, solitario, pero ad portas del pasado, como si me dominaran los recuerdos que no existen en mi mente, pero si en mi alma; como si te hubiese conocido siempre pero estábamos perdidos, como si mis sueños se conectaran con la realidad de tus ojos.

“Tengo miedo”....miedo de darme cuenta que la frase es realmente absurda, miedo de que la razón entregue antecedentes a mi corazón, que maten mi encuentro y lo vuelvan a hacer un sueño, por eso he guardado la cabeza en mi bolsillo, para no escucharla, para evitar su golpeteo constante que nadie escucha, pero que hace tanto ruido.

“Perdón por expresarme”...siento que lo único mío es lo que siento, porque aunque aunque no te interese, no me lo puedes quitar, y yo hago lo que quiero con ello; pero el pulso de la experiencia me dice que la agonía de los sueños comienza, cuando al lanzar las emociones llegan al causante de estas, y son devueltas al remitente. Perdón por dañar tu paz, por interceptar tus caminos, por generar sonrisas en tu rostro, perdón por expresarme, aunque sea en tres palabras.

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