domingo, 21 de septiembre de 2008

Y las cartas se movían



Y las cartas se movían entre tus manos delgadas y certeras; y no sabía eras tu las que me las veía o era yo el que te entregaba mi futuro.

Que hermosos aros colgaban de ti, como radares de mis frases entrecortadas, como almacenes de palabras temblorosas que salían de mi, como si olvidará todo lo que decidí en uno solo instante y me nacieran las dudas, esas que generas con solo estar ahí, tan cerca, tan bella como delicada y tan risueña como elegante.

Solo quiero caminar, así como lo dijiste, generando relajos y matices, grises positivos y aperturas arteriales que derriben muros siderales, que parecieran gigantes pero que contigo son como castillos de arena, tiritones, rodantes y tan débiles solo con tu presencia.

Que bien te queda el blanco, si te vieras como brillas, como luciérnaga en mi noche y como luna en mi jardín; si no necesito más luz que ese color sobre tu cuerpo, tan delgado e imponente que me siento movedizo de solo verlo caminar.

Me despedí con dos besos, uno fue tuyo y el otro un encargo del pasado, que le dijo a mi presente que lo prestara a la dueña de mi futuro, que el tiempo le mostraría el camino de regreso y que mi boca callaría al recibirlo.

Y las cartas se movían...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hay Luis no sé si es que yo ando senciblona o esto me ha pegado mucho, es muy intenso y claro... al menos yo me identifiqué y me lleno de gozo leerte. Mil gracias por este momento! es como un reencuentro despedida constante.....abierto, muy abierto
Gracias por contactarme, esta bueno leer lo tuyo
Daniela

Luis Cifuentes U. dijo...

Daniela, gracias por tus palabras. Lo mío es solo un ir y venir de sensaciones, que si no salen se atropellan dentro. Y es abierto, porque la vida es así y es uno el que la cierra. Gracias por dejar este comentario, que me abre a nuevas emociones.

Luis